lunes, 12 de marzo de 2012

LA ROSA AZUL

¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía! Se me torna celeste la mano, me contagio de otra poesía Y las rosas de olor, que pongo como ella las ponía, exaltan su color; y los bellos cojínes, que pongo como ella los ponía, florecen sus jardines; Y si pongo mi mano -como ella la ponía- en el negro piano, surge como en un piano muy lejano, mas honda la diaria melodía. ¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía! me inclino a los cristales del balcón, con un gesto de ella y parece que el pobre corazón no está solo. Miro al jardín de la tarde, como ella, y el suspiro y la estrella se funden en romántica armonía. ¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía! Dolorido y con flores, voy, como un héroe de poesía mía. Por los desiertos corredores que despertaba ella con su blanco paso, y mis pies son de raso -¡oh! Ausencia hueca y fría!- y mis pisadas dejan resplandores. Comentario personal: el autor profundamente enamorado, añora un amor perdido, por la lejanía, o por la muerte de la amada. Rememora a la persona amada con tristeza, le produce dolor hacer lo mismo que ella hacía, pero lo añora rememorando los buenos momentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario